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El mercado contra los mercados

Por Cecilia Mendoza Ventura

Foto de Atzin AM.




Entre finales del 2019 y principios del 2020 las llamas envolvieron a varios mercados importantes de la Ciudad de México. El saldo no fue poco grave: dos muertos, algunos lesionados y cientos de locales destruidos; de algunos mercados, como el de la Merced, quedaron prácticamente sólo escombros. Si bien los incendios pudieron haber sido originados por accidentes o negligencias, el fenómeno comenzó a llamar la atención de mucha gente, pues resultaba misterioso que en un mes y medio los mercados de La Merced, Cuemanco, Morelos, San Cosme, Abelardo Rodríguez y el Catorce fueran afectados por el mismo siniestro. Algunas versiones apuntaban a que estos incendios pudieron haber sido provocados.

Antes de mandar dicha hipótesis al costal de las teorías de la conspiración, considero que es importante reflexionar sobre la situación de los mercados de la Ciudad de México en los últimos años, pues vale la pena preguntarse: si alguien está provocando los incendios, ¿con qué fin lo está haciendo?

El Distrito Federal es una ciudad que ha crecido exponencial y catastróficamente con el paso de los años. Sus habitantes, sus gobiernos y el turismo han modificado de manera sustancial sus paisajes y sus dinámicas. En un lapso de aproximadamente veinte años, la Ciudad de México pasó de ser un lugar reconocido únicamente por la inseguridad y por la delincuencia a convertirse en uno de los principales destinos turísticos de europeos, estadounidenses y asiáticos, así como un símbolo del progresismo y de la libertad de los jóvenes. Los gobernantes capitalinos de las últimas dos décadas implementaron múltiples políticas públicas para remodelar el Centro Histórico, para mejorar y aumentar la seguridad de los principales puntos turísticos y para “embellecer” la zonas más frecuentadas por extranjeros. En particular, Miguel Ángel Mancera hizo de la CDMX una marca comercial, con su propio color y tipografía, que cada vez se adaptaba más al público extranjero con desfiles (como el del Día de Muertos, que no se festejaba hasta su mandato y que coincidió con la adaptación de dicha festividad en películas de Hollywood como James Bond y Coco), redes de transporte con aspiraciones de primer mundo (como el metrobús de Reforma) y con comercios y eventos públicos, digámosles, cool.

No obstante, el fenómeno del Centro Histórico no es el único de la ciudad. En años recientes, colonias que antes albergaban a familias de estratos populares han ido desplazando rápidamente a sus habitantes originarios para sustituirlos por gente con mayor capital económico. Una parte de la colonia Roma (sobre todo la más cercana a la Doctores), la colonia Portales, la colonia Tabacalera y la colonia Santa María la Ribera son un buen ejemplo de un proceso de aburguesamiento que se expresa en la proliferación de comercios caros con estética nice, en viviendas remodeladas o nuevas bastante costosas y en un exceso de servicios privilegiados, como los patines y bicicletas de aplicaciones telefónicas, calles bien iluminadas, ciclovías y otros. Este fenómeno se conoce como gentrificación y es responsable del encarecimiento de los alquileres y de que muchas formas de organización local, especialmente las económicas, desaparezcan o sean suplantadas por otras. Una de las formas de organización local afectadas son los mercados.

Los mercados mexicanos y los tianguis que suelen rodearlos son una de las formas más antiguas de organización del comercio en México. Los orígenes de los tianguis, por ejemplo, se remontan a la época prehispánica, y sin duda alguna forman parte de la vida neurálgica de la urbe. Sin embargo, los mercados y los tianguis mexicanos suelen ser vistos como espacios sucios, caóticos e inseguros. Su dinámica espantaría a cualquier extranjero inexperto y poco observador, y sus comerciantes, mal hablados y de acento profundamente chilango, levantarían la ceja de cualquier señora de la colonia del Valle. No es de extrañarse que el mercado Cuauhtémoc, el mercado de Medellín, el mercado Tlacoquemécatl, el mercado Del Carmen o el mercado Juárez, ubicados en zonas altamente gentrificadas, sean particularmente costosos, con poco o nulo ambulantaje e inspirados en modelos de mercados europeos. Los mercados temáticos y elegantes se han popularizado gracias al criterio de muchos turistas y personas adineradas que han llegado a habitar y visitar las nuevas zonas gentrificadas. Ejemplo de ello es el Mercado Roma, que a pesar de ser público cumple con todas las características de un centro comercial por la venta de productos importados y “originales”, por su estilización e incluso por su función, que ya no implica solamente la compra y venta de productos —por cierto, artesanales, orgánicos y veganos—, sino la promoción del mercado como marca en sí. En la misma línea podemos situar al mercado San Juan de Letrán, que si bien siempre fue famoso por sus artículos exóticos, se ha vuelto un centro de degustación de comida de gourmet, y sus precios han ido aumentado a medida que el público extranjero y de clase media y alta lo visita con más frecuencia.

Si bien podría parecer que la gentrificación es un proceso pasivo, la realidad es que se trata de un proceso confrontativo, que le roba el hogar y el trabajo a cientos de familias, las cuales terminan disputándose los espacios contra los intereses inmobiliarios y comerciales de las élites, muchas veces protegidas por el gobierno. Recientemente, en agosto del 2018, el mercado de Portales atestiguó enfrentamientos entre los comerciantes del tianguis que rodeaba al mercado con la policía, enviada por la alcaldía de Benito Juárez. El resultado fue un desalojo violento que terminó con el comercio ambulante de la zona, a pesar de la organización de los comerciantes y de los años que llevaban laborando ahí. No menos grave es la lucha que ha mantenido el mercado de la Merced contra el proyecto de su “rescate integral”, política pública que nació a raíz del incendio de la nave principal del mercado en 2013 y que buscaba utilizar el accidente como pretexto para auspiciar la inversión privada, la implementación de sucursales bancarias y la imposición de un andador gastronómico.

El problema de la gentirificación de los mercados, más allá de la pérdida patrimonial que supone, es que es un mecanismo para desplazar a los pobres y a su imagen siempre despreciada, hecho que termina por eliminar los sistemas de distribución y de producción locales para ser reemplazados por cadenas de supermercados y otros proyectos privados. Por si fuera poco, los mercados, pensados como un espacio para comercio subsidiado, de libre y leal competencia y de compra-venta de productos de primera necesidad, bajo esta nueva visión, están pasando a convertirse en lugares para la iniciativa privada, para la competencia desleal y para la adquisición de productos exquisitos que no favorecen la producción nacional.México es un país donde el comercio informal predomina gracias a la falta de empleo y a las desigualdades sociales. Cuando se expulsa a los trabajadores de los mercados —quienes por muchos años tuvieron que supeditarse a la corrupción de las delegaciones y pagar las cuotas de las mafias locales—, les es arrebatado su trabajo sin ninguna alternativa laboral. El capitalismo juega con la extravagancia y los valores de lo refinado para lucrar e incentivar el consumo de las clases privilegiadas. No basta con que los mercados locales fueran ya un espacio de comercio: había que comercializar lo que no era comerciable hasta sus últimas consecuencias, al modo neoliberal. Finalmente la sospecha conspiracionista de los incendios provocados no suena tan descabellada. En una ciudad asediada por la corrupción de las inmobiliarias, la gentrificación y el favorecimiento de los contrastes sociales, la amenaza contra el comercio local está a la orden del día. ¿Vale tanto la pena parecernos a Europa?


Referencias:

Delgadillo, Víctor, Ciudad de México, quince años de desarrollo urbano intensivo: la gentrificación percibida, Revista INVI vol.31 no.88 Santiago nov. 2016. Consultar en: https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-83582016000300004.

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