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Sobre Fabrizio Mejía Madrid


Leí por primera vez a Fabrizio Mejía Madrid en Proceso, el semanario al que estoy suscrito menos por enterarme de la vida política nacional que para emular a mi abuelo, el quijote de la Santa María. Acabo de terminar Tequila, DF, una novela pésima, de esas que me gustan: un poeta maldito, caminatas en la colonia Guerrero, desamores y —como se señala en la contraportada— derrotas al por mayor. La poética del autor me recuerda a mi adolescencia. El libro está mal escrito. Es un poco de José Agustín (con sus horribles juegos de palabras) y otro tanto de Roberto Bolaño (Papasquiaro y Venegas murieron atropellados). También se parece a un novelista —casi— anónimo: Jaime Magdaleno y su Diatriba (para tus nalgas) en Bildungsroman. La ínfima calidad es equiparable a la serie de Belascoarán, de Taibo. Mucho de beatnik. Javier y Mejía son dos farsantes en la poesía.


Parece que los escritores chilangos (varones) de la segunda mitad del siglo XX pueden hablar solamente de dos cosas: los conflictos políticos y sociales del país o el propio fracaso de su vida como escritores. El vacío. (Sé que estoy generalizando demasiado.) Y todo eso empañado o clarificado por una visión trágica, ebria y desesperada del mundo. Su ethos es de furor y sufrimiento ante una realidad que nada ofrece. Como no aprendieron a escribir, son antisolemnes. Como crecieron luchando contra el PRI, son —afortunadamente— de izquierda. Sensibles, mediocres, bragados y precoces. Detrás de cada línea hay una negra amargura sin metafísica. Ahora que estamos en octubre, que la ciudad está tan clara, que Día de Muertos está cerca y que por la pandemia uno no puede salir a emborracharse en las cantinas del centro, recomiendo a Mejía Madrid, no por su buena literatura (que no lo es), sino por lo contrario: porque así es el DF, así es México. Cuando no te aburres, te lleva la mierda. Y más vale malo conocido que bueno por conocer. Porque el olvido y la vida siempre lo borran todo.

P.S. ¿Cómo es posible que Ugalde tema haberse contagiado de VIH tras pocos meses de estar con Rocío (el presente narrativo de ese capítulo), si se acostó con ella cuando comenzó a trabajar en Círculos? ¿Cuánto tiempo lleva de conocer a Venegas cuando acontece la semana de la peste? ¿Cómo es la puerta de casa de Ugalde? ¿Son las contradicciones de narradores a los que es imposible creerles? Cervantes también se equivocó en El Quijote. Leí el libro con demasiada premura (mañana trabajo), pero creo que los tiempos no hacen sentido. Probablemente me equivoque. Ojalá alguien pueda iluminarme.

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