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Cuando se es criminal y víctima

Por Cecilia Mendoza Ventura

Foto tomada de elsoldemexico.com.mx


A finales del 2017, un motín en el penal de Cadereyta, Monterrey, acabó con la vida de decenas de reos y dejó a otros muchos heridos. Las cifras oficiales brindadas por el gobierno estatal a cargo de El Bronco trataron de minimizar los hechos. En contraste, la organización Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos (Cadhac), denunció públicamente que las cifras ascendían a más de 50 reclusos muertos, y que, además, sospechaba seriamente que fueron las mismas autoridades quienes provocaron el motín y masacraron a los reclusos.

Cadhac denunció que las autoridades se valieron de golpes, violaciones con macanas, disparos con balas de goma, daños con armas letales, fracturas en manos, piernas, cabeza y cráneo, y de aventar a los presos varios pisos por las escaleras para “controlarlos”. Dicha denuncia no pareció ser apremiante para el Bronco, quien más bien felicitó a la fuerza civil por “hacer lo que tenía que hacer” , ¿y cómo culparlo?, si en un país con una tasa de criminalidad tan alta como México, donde la violencia que se vive a diario es gratuita, este tipo de acontecimientos para muchos son un acto de justicia.

El caso del penal de Cadereyta no es el primero en llamar la atención de los medios de comunicación: desde el penal de Chiconautla en el Estado de México hasta la cárcel de mujeres de Santa Martha Acatilta, los reclusorios han salido a relucir por su trato inhumano hacia los reos y por el abuso sistemático por parte de las autoridades.

Independientemente de los terroríficos comentarios que en las redes sociales aplauden la tortuosa muerte de los reos, basta con señalar los frecuentes casos de linchamientos y las comunes posturas a favor de la pena de muerte por parte de personalidades distinguidas para afirmar que hay un desprecio generalizado hacia la vida y los derechos de los convictos en México. No es mi interés jugar a ser abogada del diablo en un país paralizado por el narcotráfico, los secuestros, los feminicidios, la desaparición de menores y la inseguridad en general. La ola de violencia que azota a México desde hace varios años ha destruido a miles de familias y ha condicionado radicalmente el ritmo de vida de la gente. El dolor y la impunidad provocadas por la negligencia de las autoridades han hecho estallar el enojo de los mexicanos al grado de que la violencia se convierte en la única forma de resistir a ésta.

Lo que me propongo hacer en este artículo es exponer el fenómeno de la criminalidad desde otra perspectiva, y es que, desde hace varios años, las guerras emprendidas por gobiernos de distintos países contra los delincuentes (entiéndase por ello narcotraficantes, terroristas o asaltantes) han eliminado el principio de la presunción de inocencia, han construido un discurso de nosotros (los buenos) contra ellos (los malos) y se han desentendido totalmente de las problemáticas políticas y sociales y de su responsabilidad como autoridades para explicar el fenómeno del delito.

La respuesta del estado mexicano ante esta ola imparable de violencia ha sido endurecer los castigos penales, desplegar al ejército, organizar operativos y armar una gran campaña publicitaria, que engrandece su labor persiguiendo criminales. Pero estas medidas, más que detener la inseguridad, han potenciado el nivel de violencia. Las cifras de muertos y de crímenes cometidos después de la guerra contra el narcotráfico declarada por Felipe Calderón contrasta drásticamente con las cifras que preceden a su gobierno.

México no sólo se posiciona como un país significativamente más peligroso que muchos países de América y del mundo, sino que, además, en 2016, un estudio revelaba que el 43.6% de la población se encontraba en situación de pobreza, a la par que el país se caracterizaba por sus profundas desigualdades económicas. Los contrastes son reveladores. El abandono por parte del estado ante la pobreza y la desigualdad no sólo ha implicado que casi la mitad de la población tenga necesidades materiales: también ha engendrado escenarios de marginalidad y de miseria de los que han salido las más insólitas y crueles respuestas de violencia.

Pese a que la idea predominante en la actualidad sea que somos individuos independientes, capaces y responsables de todas nuestras decisiones y comportamientos, el contexto económico, político y social determina nuestras posibilidades y nuestra conducta mucho más de lo que nos gustaría. Cuando hablamos de un problema generalizado y no de un caso particular, es difícil atribuirle toda la responsabilidad a sujetos individuales y no ver en su comportamiento un reflejo del sistema en su conjunto. Dicho de otro modo: el debate no versa sobre si las personas que delinquen son malas por naturaleza; el debate consiste en saber por qué la gente está delinquiendo y cómo atacar esas causas.

Si sabemos reconocer en la negligencia del estado, en la falta de oportunidades, en la necesidad de recursos básicos y en la violencia que ejercen las propias autoridades sobre la población una causa de la descomposición del tejido social, habremos de buscar las medidas pertinentes para que nadie nazca determinado por sus desventajas y para que nadie se desarrolle en un contexto en el que los alimentos, la salud, la educación y el trabajo son un privilegio de clase.

Si las condiciones socioeconómicas del grueso de la población mejoraran, muy probablemente los índices de criminalidad disminuirían. Queda en manos de la sociedad y del estado repensar el sistema penal desde su naturaleza y ponderar si la estigmatización y la política del ojo por ojo de verdad cumplen con el objetivo de la reinserción social. Tal como Temis, vendémonos los ojos y ejerzamos justicia no en función de la venganza, sino en función de sanar el daño de todas las partes. De todas.



Referencias:


1 Campos Garza, Luciano (1 noviembre 2017) Fueron más de 50 muertos por motín en Penal de Cadereyta: Cadahac. Proceso. Recuperado de https://www.proceso.com.mx/509496/fueron-50-los-muertos-motin-en-penal-cadereyta-cadhac

2 Campos Garza, Luciano (2 noviembre 2017) Reos fueron violados tras motín en penal de Cadereyta: Cadahac. Proceso. Recuperado de http://www.proceso.com.mx/509683/reos-fueron-violados-tras-motin-en-penal-cadereyta-cadhac

3 Muñiz, Erick (14 octubre 2017) Defiende el Bronco accionar de policías en el motín de Cadereyta. La Jornada. Recuperado de http://jornadabc.mx/tijuana/14-10-2017/defiende-el-bronco-accionar-de-policias-en-motin-de-cadereyta

4 Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (28 agosto 2017) Medición de la pobreza. Pobreza en México. Recuperado de https://www.coneval.org.mx/Medicion/Paginas/PobrezaInicio.aspx

5 Editorial (16 agosto 2017) México, entre los países con más millonarios, y también entre los que tienen más pobres. Animal Político. Recuperado de http://www.animalpolitico.com/2017/08/mexico-millonarios-pobres/



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