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Declaración de La Polilla sobre el caso Assange, la extradición denegada y el asilo de AMLO




Miércoles 6 de febrero de 2020


Créditos de imagen: [1]


El pasado lunes 4 de enero de 2021, la jueza de distrito inglesa, Vanessa Baraitser, denegó al gobierno estadounidense su solicitud de extradición del fundador de Wikileaks, Julian Assange, y bloqueó la persecución del gobierno de Estados Unidos que estuvo tratando, durante más de un año, de sentenciar a cadena perpetua a Assange por cometer crímenes de espionaje contra el gobierno estadounidense. El pretexto fue un hecho acaecido en 2010, cuando el periodista australiano publicó material que revelaba los crímenes de guerra de los Estados Unidos en Irak y Medio Oriente. El mismo 4 de enero, en la conferencia mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador, el Gobierno de México extendió una petición al Reino Unido solicitando que Julián Assange fuese puesto en libertad, junto con un ofrecimiento de asilo político en México para el periodista y activista. [1]


Sin duda, para todos los que hemos participado en la lucha por la liberación de Assange desde México y otras partes del mundo, estos dos sucesos son grandes noticias. Lo son particularmente para el equipo de este proyecto editorial, dado que muchos de nosotros hemos participado en el movimiento internacional de #FreeAssange/#LibertadAssange que se desató a raíz de la persecución política e ilegal contra el fundador de Wikileaks. En nuestro caso, como parte de esa campaña, asistimos a protestas frente a la embajada de Estados Unidos en México, transmitimos una entrevista informativa con Fidel Narváez [2], ex-cónsul de Ecuador en Inglaterra, y difundimos material en redes mediante el sitio de Mexicanos Unidos Contra la Extradición de Assange. Como partícipes de estos esfuerzos en México, pero también como parte de un medio de comunicación independiente que aspira a la producción de prensa crítica, es fundamental para nosotros elaborar sobre la importancia de estos dos eventos recientemente ocurridos en Inglaterra y en México, y subrayar la relevancia clave de esta batalla para la libertad de prensa a nivel global: no es gratuito que el caso de Assange haya sido denominado por varios expertos internacionales como el Juicio del Siglo (véase el articulo de Fidel Narváez [3], y nuestra entrevista con él en el conservatorio organizado por Mexicanos Contra la Extradición de Assange [2], donde se resalta el papel crucial de este caso para el periodismo mundial en nuestros tiempos).


Estos son algunos de los señalamientos claves que quisiéramos presentar frente a los eventos mencionados:


1. Assange no ha sido liberado de prisión y su batalla legal continúa. Si bien la jueza Baraitser denegó la solicitud de extradición a los Estados Unidos, el departamento de justicia de ese país ya apeló la decisión de la jueza. Asimismo, al día de hoy, miércoles 5 de enero, la jueza Baraitser ya estableció que Assange enfrentará lo que siga del proceso legal en la prisión de máxima seguridad en Belmarsh. Esto último, la jueza argumenta, debido al riesgo de que Assange intente “escapar del país” si se le deja salir a ver a su familia, y el hecho de que cuenta con un psicólogo y “buenas condiciones” (según la jueza) dentro de la prisión inglesa: por lo que Assange permanecerá el resto del invierno en una prisión de máxima seguridad, a pesar de que todavía no ha sido encontrado culpable de ningún delito. [5]


2. En segundo lugar, cabe destacar que la jueza Baraitser no denegó la extradición de Assange dando crédito a la mayoría de los argumentos esgrimidos por su defensa legal: no reconoció que la imputación de un periodista bajo el Acta de Espionaje estadounidense representara una afronta inédita a la libertad de prensa que sentaría un precedente desastroso, ni reconoció que Assange tuviese pocas probabilidades de enfrentar un proceso justo en los E.U, dado el carácter político de su persecución. La extradición fue denegada bajo el limitado argumento de que la salud mental de Assange (quien sufre autismo y, desde hace tiempo, depresión clínica) probablemente no resistiría las condiciones brutales de las prisiones de máxima seguridad en E.U, donde estaría, dada su inteligencia, bajo un muy alto riesgo de cometer un suicidio exitoso. Esta sentencia tiene implicaciones problemáticas porque establece que, de no ser por la salud mental de Assange, el caso hubiese procedido (para otro periodista por ejemplo), dejando el precedente contra la libertad de prensa intacto [6], y abriendo posibilidades para que Assange sea juzgado (dado que no se niegan los méritos de los crímenes que se le imputan) pero encarcelado en una prisión “más amistosa” en el Reino Unido u otro país [7].


3. Lo anterior no quiere decir que el fallo no haya sido un tremendo triunfo para Assange, su familia y el movimiento global que lo respalda: como dijo el premio Pulitzer, Glenn Greenwald, en su segmento sobre el juicio, en estos casos de persecución estatal, una victoria es una victoria, no importa si se basa en un tecnicismo legal. [4]


4. México no podrá otorgar asilo político a Julián Assange hasta que éste se encuentre en libertad y hasta que le sea garantizado el salvoconducto a nuestro país o éste logre ingresar a la embajada mexicana en Londres, por lo que esa posibilidad sigue situándose en un segundo plano. Sin embargo, no deja de tener un impacto diplomático importante que el líder de la catorceava economía mundial abogue en favor del derecho de Julian Assange a vivir en libertad. En un momento en que los principales aliados de Assange son todos ex-dirigentes políticos y voces académicas influyentes (véase el grupo de figuras que participó en el evento político en su favor, “el Tribunal de Belmarsh” [8]) resulta importante que alguien con verdadero poder y peso en la esfera internacional salga a hablar en su defensa.


5. Por último, en los últimos días se ha visto una serie de reacciones en redes sociales ante la oferta de asilo del presidente mexicano, algunos con cinismo burlón y otros con genuina preocupación, señalando que 2020 fue el año más mortal para los periodistas en México en 10 años y que nuestro país frecuentemente ha sido señalado como uno de los más peligrosos para ejercer el periodismo a nivel global. Dado lo anterior, se concluye que no estaríamos en buena posición para otorgar asilo a un periodista perseguido como Assange. Sin embargo, sobre este punto creo que es importante recalcar varias cosas. La primera es que, en México, desafortunadamente, existen dos tipos de periodismo: contrario a lo que establece cierta oposición esquizofrénica, el periodismo reprimido y bajo riesgo de ser asesinado no es el de Carlos Loret, Brozo o Azucena Uresti, con sus televisoras de alto calado ubicadas en la Ciudad de México. El periodismo que sufre la represión en México es, sobre todo, aquel que se adentra en el terreno o que participa en los diarios de nivel local y regional. Esto es porque la represión del periodismo en México no es el resultado de un esfuerzo sistemático organizado desde las más altas esferas del poder estatal, como si lo es en China o en Rusia, por ejemplo, donde no existen figuras mediáticas de alto perfil que sean críticas del gobierno, como sí existen y abundan en México. El riesgo para el periodismo en México parece estar más en las esferas de las autoridades regionales y locales, en zonas controladas por el ejército y autoridades en contubernio con el narcotráfico y otras mafias. En esos contextos existen otras reglas del juego que van más allá del poder presidencial y oficial que regula a las altas esferas mediáticas. Como refugiado político, es muy probable que Assange se mantendría alejado de las esferas peligrosas y recibiría la protección que nuestro Estado puede brindar efectivamente en casos particulares, pero que desafortunadamente, no ha demostrado tener la capacidad de garantizar de forma generalizada.


6. Pudiese ser que el elevado número de agentes de la DEA en nuestro país representase un riesgo para Assange, pero una movida en ese sentido de la agencia estadounidense resultaría extraña, dadas las crispaciones recientes con el gobierno mexicano en torno al caso del general Cienfuegos, que casi condujo a un rompimiento de relaciones permanente en la colaboración de la agencia con el gobierno mexicano [9]. Además, así como ocurrió con el caso de Evo Morales (a quien mucha de la élite gobernante estadounidense detestaba y cuyo gobierno contribuyó a derrocar), parece que el gobierno estadounidense no está dispuesto a jugarse la relación con México y la importante colaboración en temas migratorios y comerciales con base en estos casos que son altamente mediáticos, pero que en última instancia tienen pocas implicaciones materiales para la relación entre los dos países. La victoria de Joe Biden no parece cambiar mucho en este frente, pero tendremos que esperar a observar los desenlaces.


El Juicio del Siglo continuará evolucionando, pero éstas fueron sin duda dos importantes victorias para esta causa, con la cual nuestro país ha llegado, afortunadamente, a involucrarse en un sentido positivo. Los libros de historia del futuro recordarán las decisiones que se tomaron ante este caso icónico por el gobierno mexicano, pero por ahora la lucha debe continuar: #LibertadAssange.


Referencias:


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