por Rodrigo Salas Uribe
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En días recientes, dos acontecimientos pusieron a empresas de Grupo Salinas en el centro del escrutinio público. El pasado viernes 17 de abril, Javier Alatorre, conductor de Azteca Noticias, desconoció las medidas adoptadas por el Gobierno de México ante la epidemia de coronavirus, en una transmisión por lo demás polémica. Por otro lado, esta semana, la muerte por covid-19 (o al menos así ha sido difundido en redes sociales) de un estudiante de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México que supuestamente trabajaba en una tienda Elektra puso en evidencia la falta de atención a las disposiciones oficiales. Empleados del conglomerado han denunciado que las actividades continúan sin cambios importantes.
Estas acusaciones no dejaron de ocasionarle un problema al presidente Andrés Manuel López Obrador, quien fue cuestionado sobre los privilegios de que gozaban las empresas de Salinas Pliego en medio de la contingencia. Los cuestionamientos no esperaron para hacerse presentes en la cotidiana mañanera, sin recibir respuestas contundentes.
Para poner en contexto el conflicto que se ha desencadenado entre el Ejecutivo federal y el conglomerado perteneciente al segundo hombre más rico de México, valdría la pena recordar uno de los episodios más singulares de nuestra historia reciente, y que parece haberse desvanecido de las memorias de analistas y comentaristas de primer nivel.
Televisión Azteca nació como cadena televisora privada el 2 de agosto de 1993, entre los esfuerzos modernizadores de Carlos Salinas de Gortari. En 1998, buscando expandir su programación, formó una alianza estratégica con CNI Canal 40, perteneciente a Javier Moreno Valle, hijo del exgobernador de Puebla Rafael Moreno Valle, para transmitir el contenido de Azteca 40 en la estación XHTVM-TDT.
A partir de alegados incumplimientos de Salinas Pliego que justificaban la terminación del contrato, CNI decidió sacar la programación de Azteca 40 del aire a partir de julio del 2000.[1] Tras una serie de disputas legales y mercantiles que concluyeron con la victoria de Moreno Valle frente a la Cámara Internacional de Comercio, Salinas Pliego, al frente de Grupo Salinas, decidió llevar a cabo lo que se conocería como el Chiquihuitazo.[2]
El 27 de diciembre de 2002, un comando armado bajo las órdenes de TV Azteca secuestró la planta y las antenas transmisoras de CNI Canal 40 ubicadas en el Cerro del Chiquihuite en la Ciudad de México. Hombres encapuchados que llegaron en camionetas alrededor de las 2:00 de la madrugada amagaron de manera violenta a los técnicos e ingenieros, ofreciéndoles grandes sumas de dinero a cambio de su colaboración y amenazándolos con actuar en contra de sus familias.
Tras sacar del aire a Canal 40 e imponer la señal de Azteca 13 en su lugar, se grabaron escenas de una aparente toma “pacífica” del complejo televisivo, para ser difundidas en los noticieros a primera hora. Alrededor de las 5:00 de la mañana, el golpe se había consumado y los trabajadores se retiraban a sus casas.[3]
En cuanto a la respuesta del Gobierno federal, quedará siempre en nuestra memoria política la famosa frase del entonces presidente Vicente Fox, quien, frente a los cuestionamientos de la prensa sobre el asunto del Canal 40, respondió: "¿Y yo por qué?".[4]
A pesar de que la señal regresó brevemente a CNI durante 2003 y hasta 2005, una difícil huelga de trabajadores sumada a la persecusión de Moreno Valle bajo cargos de evasión y fraude fiscal devolvieron el control a Azteca 40, ahora bajo el nombre de Proyecto 40, en febrero de 2006 y hasta la fecha.
Por supuesto, este caso ejemplar se suma a escándalos como el de José Gutiérrez Vivó y Grupo Monitor, cuando Grupo Radio Centro se negó a acatar una orden de pago derivada del incumplimiento de contrato.[5] En 2008, Monitor saldría finalmente del aire, tras haber sido adquirido por el empresario Eduardo Henkel, personaje cercano a Fox y al mismo Felipe Calderón.[6]
Ambos casos ilustran la relación que existía entre los grandes medios de comunicación y la Presidencia, relación que ha cambiado radicalmente durante este último año. Si prevalecerá la política de omisiones y privilegios hacia los grandes grupos empresariales, o si las crecientes tensiones entre el gobierno de Obrador y personajes como Salinas Pliego llevarán finalmente a una ruptura entre el poder político y económico (como tanto ha insistido el mismo político tabasqueño) aún queda por verse. El silencio del gobierno actual podría equipararse al “¿y yo por qué?” de administraciones anteriores.
Las acciones de Grupo Salinas no deben sorprendernos a la luz de acontecimientos pasados. En tiempos de tanta incertidumbre, no podemos permitirnos olvidar estos episodios de nuestra historia, aun cuando grandes periodistas que, en ese momento, denunciaron el golpe, ahora se hacen de la vista gorda. Sólo así podremos saber quién es quién en la disputa por el poder.
[1] “Nuevo objetivo de Salinas Pliego: Quiebra de Canal 40”, Contralínea, febrero de 2003, disponible en: http://www.contralinea.com.mx/c11/html/capitales/feb03_canal40.html. [2]“Falla Corte Internacional en favor de CNI en demanda de TvAzteca”, La Jornada, 21 de diciembre de 2002, disponible en: https://www.jornada.com.mx/2002/12/21/09an1esp.php?origen=espectaculos.html [3] “Justifica TV Azteca toma del Canal 40”, El Universal, 28 de diciembre de 2002, disponible en: https://archivo.eluniversal.com.mx/nacion/92043.html. [4] “Justifica el presidente Fox frase ¿Y yo por qué?”, El Universal, 1 de agosto de 2003, disponible en: https://archivo.eluniversal.com.mx/notas/161540.html. [5] “Muere Monitor a causa de boicot desde el gobierno: Gutiérrez Vivó”, La Jornada, 30 de junio de 2007, disponible en: https://www.jornada.com.mx/2007/06/30/index.php?section=politica&article=003n1pol. [6] “Pierde Gutiérrez Vivó la 1560; es de Henkel”, Medios en México, 11 de abril de 2008, disponible en: http://mediosenmexico.blogspot.com/2008/04/pierde-gutirrez-viv-la-1560-es-de.html.